miércoles, 2 de mayo de 2007
Luchando desde el barrio - Artículo de Andrea de Pablo
APOYO POPULAR.
Varias integrantes de Madres contra la Droga posan a la entrada del arzobispado de Madrid con las dos mil firmas recogidas para tratar de evitar el cierre de la parroquia.
El grupo de Entrevías de la Coordinadora de Barrios es un referente en la lucha contra la exclusión social. Fuertemente vinculado a la parroquia como espacio de trabajo y reunión, llevan más de 30 años combatiendo para dar respuesta a las reivindicaciones vecinales en materia de infraestructuras y servicios sociales en una zona marcada por la pobreza y la marginación. De su actividad han surgido grupos como Traperos de Emaús, que desde 1984 funciona como taller ocupacional, financiándose a través de la recuperación y venta de muebles, y por donde ya han pasado más de 400 personas en busca de alternativas sociales y laborales al margen de la delincuencia y la droga (www.traperosmadrid.org).
ESCUELA SOBRE MARGINACIóN
Nace en 1978 con el fin de crear un espacio de encuentro y formación para educadores, psicólogos y todas aquellas personas que trabajen o colaboren con colectivos marginados o en riesgo de exclusión social. Su objetivo principal es, desde la experiencia, dotar de herramientas para abordar los problemas de la marginación y buscar soluciones pedagógicas apropiadas y coherentes al entorno social y cultural en que viven muchos niños y jóvenes. Desde hace más de tres años sus actividades se realizan en un local cedido por la parroquia.
MADRES CONTRA LA DROGA
A mediados de los años 80 se comienza a crear el grupo en torno a la parroquia, donde desde un principio los chavales con problemas de droga, así como sus familiares, encontraron un fuerte apoyo y un lugar donde trabajar para superar sus problemas. En 1990, el grupo formado principalmente por las madres se establece como asociación con el objetivo de denunciar, presionar y exigir ante un sistema que tan sólo ofrece soluciones de tipo penal, luchando por superar las trabas legales, denunciando casos de corrupción y maltrato a presos, así como trabajando fuertemente en la reinserción. Si nos cierran la parroquia seguiremos haciendo nuestro trabajo, en los pisos y en la calle, pero nos habrán quitado nuestro espacio de fe, donde hemos aprendido a luchar sin llorar, dice Sara Nieto, de Madres contra la Droga, que lleva 22 años en la parroquia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario